TEMA 8.
S.I.E: UN SISTEMA INTEGRADO DE EVALUACIÓN DE PROGRAMAS DE FORMACIÓN PERMANENTE.
Nuestro tema del trabajo es el número 8, el cual se llama S.I.E: Un Sistema Integrado de Evaluación de Programas de Formación permanente.
Este tema está compuesto por cuatro puntos, los cuales son los siguientes:
1- Práctica curricular.
2- Autoformación.
3- Investigación evaluativa.
4- Modelo integrado de evaluación.
1- PRÁCTICA CURRICULAR.
El curriculum como todos sabemos, se refiere al conjunto de competencias básicas, objetivos, contenidos, criterios metodológicos y de evaluación que los estudiantes deben alcanzar en un determinado nivel educativo.
De modo general, el curriculum responde a las preguntas ¿Qué enseñar?, ¿Cómo enseñar?, ¿Cuándo enseñar? Y ¿Qué, cómo y cuándo evaluar?
El currículum debe cumplir cinco características principales:
- Debe ser abierto: tiene una parte común al territorio nacional y otra completada por cada una de las Comunidades Autónomas con competencias en educación.
- Debe ser Flexible: se puede adaptar a la realidad del entorno del Centro educativo y de los alumnos a los que va dirigido.
- Debe ser inclusivo: existe una parte de formación común para todos los alumnos a nivel nacional, que cursen estas enseñanzas.
- Debe atender a la diversidad: permite incluir las diferencias o señas de identidad de cada Comunidad Autónoma.
- Contar con un profesor reflexivo: un curriculum con las características anteriores, debe dar como resultado la figura de un profesor reflexivo, guía y orientador.
El texto define la práctica curricular, en cualquier nivel educativo, como una colección de textos que apenas tienen relación entre ellos, y que constituyen el proceso enseñanza-aprendizaje del aula escolar, en el que tienen constancia también tanto el profesor como los alumnos, ya que entre ellos confrontan el aprendizaje que se produce y se construye en los centros escolares.
Me gustaría destacar un párrafo del texto en el que dice “que la educación no es una representación de formas, ni la enseñanza codificación de principios, la evaluación no es sanción, y la práctica no es estructura jerarquizada o programa definido de antemano”.
Por todo ello se pretende una reforma curricular de los centros educativos, en la que se persigue un proceso de reestructuración de las subculturas en ellos dominantes, construyendo la enseñanza activa bajo supuestos cognitivistas, cooperando los profesores en proyectos de innovación, disponiendo de tiempo para trabajar en equipo, alargando los tiempos docentes, gestionando presupuestos para adquisición de material y programas de autoformación, reagrupando flexiblemente los alumnos en función de tamaño y diversidad, y participando la comunidad a través de ayuntamientos, asociaciones de vecinos, padres y las administraciones local y autonómica.
El profesorado está sometido a continuos cambios debido a la transformación de sistemas escolares y su adaptación a las nuevas características de la sociedad de la información, así que tiene la necesidad de reciclarse, actualizarse y perfeccionarse, para poder dar respuestas a posibles problemas en las aulas o en el interior del centro.
Es fundamental que los centros educativos y sus claustros propicien las oportunidades de autoformación.
La autoformación supone capacidad del profesor para comunicarse abiertamente con los demás, de construir conceptos pedagógicos, de seleccionar entre opciones y teorías, y de elegir moral y autonomía personal. Significa la construcción de nuevos roles en el centro docente.
Este autor hace la pregunta de si es mejor que los docentes aprendan a través de factores externos al centro o que la comunidad profesional se implique en la definición y resolución de los problemas de la práctica curricular. Hombre yo pienso que siempre debe ser mejor que sea la comunidad profesional la que se implique en ello, ya que los profesores son los encargados de acompañar al alumnado y de cubrir en cierta medida las necesidades de sus alumnos, por lo que los agentes del propio centro tienen más facilidad a esa información y sabrían cubrir que carencias existen en esos centros en cuanto a la formación de los maestros y que necesitan sus alumnos de ellos.
El autor del texto nos indica que el aprendizaje no está solo en la materia sino que abarca muchos más aspectos de un aula como pueden ser: las prácticas que se realizan, las políticas utilizadas, en las finalidades que se quieren conseguir, los reglamentos impuestos, los materiales utilizados, las evaluaciones propuestas, en los alumnos y alumnas, en los equipos directivos, en los padres y madres y las estrategias y maneras del profesor.
Este aprendizaje profesional del que hablamos muchas veces dependerá de la personalidad de cada uno (por lo que aunque todos realizasen la misma autoformación no sería el mismo resultado para todos), también influye los perfiles profesionales (los maestros y maestras considerados individual o colectivo), de las técnicas de programación de las actividades didácticas, extraescolares, de refuerzo educativo y orientadoras.
Para que pueda llevarse a cabo un desarrollo escolar se debe producir antes un desarrollo profesional. Ya que debe existir por parte del profesorado una formación permanente, donde se esté actualizando constantemente, adaptándose a los cambios y a las necesidades que van surgiendo dentro y fuera de las aulas, implicándose de manera activa y estando abierto a las nuevas ideas curriculares. Por todo esto nos dice el autor que la autoformación docente debe suponer un desarrollo profesional y eficacia escolar.
Pero esta formación del profesorado no puede ser de manera individual, sino que deben formarse en grupo, colaborando e intercambiando los conocimientos y las experiencias entre los propios docentes, planificando juntos, evaluando, creando e intercambiando materiales curriculares.
El profesor puede también entender su aprendizaje ampliando los conceptos de compromiso y colaboración interinstitucional, donde se establezcan nuevas ideas pedagógicas en acciones significativas de clase y de centro (que es donde existen mayores lagunas), pero esto exige mayor flexibilidad administrativa y colaboración en las organizaciones escolares. Cuando hablamos de colaboración nos referimos a compartir experiencias prácticas e investigaciones con otros docentes. Los diálogos docentes como modelo constructivo de autoformación representa un nuevo estilo de aprendizaje ya que se ajusta a las necesidades del interlocutor y se conecta con su experiencia personal.
Como sugieren algunos autores, las redes, además de aportar apoyo psicológico (motivación e interés) en el trabajo, articulan y comparten el conocimiento tácito que sus miembros han desarrollado en su experiencia profesional y organizan actividades y estructuras que promueven la mejora profesional y organizativa. De este modo se convierten en una nueva forma de aprendizaje al compartir en un plano de igualdad conocimientos y experiencias, promover la colaboración enriquecedora entre profesionales, generar un sentido de comunidad para su propio desarrollo como organización, conformar modos de aprendizaje no escolarizados de acuerdo con sus propias trayectorias, etc
Características de las redes de profesores (Marcelo, 2001)
• Iniciativas voluntarias de profesores.
• Con un fuerte compromiso con la innovación, el cambio y la mejora.
• Con unas metas y unos propósitos compartidos.
• Formada por profesores con características comunes (la materia que enseñan,
• el tipo de alumnos al que atienden, el tipo de escuela en que enseñan).
• Con una combinación de aprendizaje cognitivo, social y emocional.
• Con una participación activa de todos a diferentes niveles de implicación.
• Una confianza de principio en que se puede aprender de otros.
• En un ambiente abierto y sin restricciones a la participación.
• Con autonomía plena de decisión sobre contenidos a trabajar, forma de
• trabajo, tiempo, localización y frecuencia de reuniones.
• Liderazgo compartido entre los diferentes miembros de la red.
• Asesoramiento diferenciado: la red puede solicitar apoyo a una amplia variedad de profesionales.
Otra meta que no se puede olvidar es el bienestar personal y social de los docentes, para ello se ha creado un incentivo económico en la participación de actividades de formación permanente, y es la retribución por asistencia a cursos de perfeccionamiento.
3- Investigación Evaluativa
El autor dice que “la práctica evaluativa debe ser el escudo protector contra la radiación de acciones formativas que se emiten al margen de un contexto coordinado, sin un proceso diseñado y vacío de un contenido validado en la práctica.”
Nos dice que muchos políticos y educadores del país, han proyectado y propuesto normas de evaluación externas, allá donde se les ha permitido reducir el contenido de prácticas formativas e indocumentadas.
Se está produciendo una estabilización en la investigación cuantitativa y cualitativa, gracias a la apertura metodológica.
“En la evaluación de la formación permanente, se han establecido unas pautas e indicadores de calidad para el seguimiento de los momentos inicial, procesual y final del programa.
En el diseño de la evaluación, se han volcado cuestiones –por qué, qué, quién, etc.- a las que se pretende contestar a lo largo de proceso evaluativo.
La validez de cualquier sistema de evaluación de programas formativos debe primar antes que la fiabilidad de la misma, entre otras razones porque tiene que garantizar la esencia del objeto medio.
¿Puede haber validez sin fiabilidad?
Cuando la fiabilidad se define como la consistencia entre medidas independientes con la atención de ser intercambiables la respuesta, es sí.”
El autor resume en 8 atributos críticos, un sistema evaluativa libre de connotaciones instrumentales de formación permanente:
- Los participantes aceptan la validez del sistema evaluativo.
- Los participantes comprenden en profundidad la mecánica del sistema evaluativo.
- Los evaluados conocen que los criterios de actuación tienen una justificación clara y consistente.
- Los evaluadores se entrenan adecuadamente en el uso procedimental y sustantivo del sistema evaluativo.
- Se emplean niveles de evaluación, cada uno con un resultado diferente.
- La evaluación distingue entre las dimensiones formativas y sumativa.
- Se usa una variedad de modelos, técnicas e instrumentos de evaluación.
- Y la evaluación de los programas formativos constituye una prioridad de la administración.
El autor nos habla también sobre el formador reflexivo, “que es aquel que produce conocimientos pedagógicos por medio de procesos de indagación crítica y atiende los atributos relacionados con los problemas de la práctica curricular.”
Y nos comenta, que los teóricos del aprendizaje escolar “apuestan por la participación de los alumnos en contenidos grupales para enfatizar la construcción de nuevos conocimientos, destrezas y comprensiones. Si el proceso formativo se apoya en el trabajo grupal reducido, el diseño de la evaluación del programa formativo debe contemplar los aprendizajes adultos en esos contextos: el progreso o mejora de cada sujeto tendría que ser consistente con el grupo de trabajo.
Si el proceso de autoformación se entiende como la negociación de un aprendizaje situado en un contexto, los profesores deben crear un resumen comprensivo y analítico de su aprendizaje.”
4- MODELO INTEGRADO DE EVALUACION (SIE):
El Sistema Integrado de Evaluación es una aproximación evaluativa heurística, comprensiva y multimetodologica del valor y merito de los programas y actividades de formación permanente del profesorado. Es una evaluación de programas formativos.
La meta del S.I.E. es ayudar a mejorar el aprendizaje profesional y la actuación docente en el centro educativo.
Tiene como propósitos los siguientes:
- Se orienta a la comprensión, reducción y control de la complejidad de los procesos formativos contextualizados en los niveles sociales del aula de la institución formativa y del centro educativo, en unos recursos humanos de múltiples representaciones verbales y simbólicas en agentes y usuarios involucrados en los múltiples reductos educativos y otros recursos no humanos, en disposiciones administrativas sobre procesos organizativos.
- Pretende discernir mediante juicios y confidencias de los usuarios el valor de los procesos, resultados y efectos del programa de formación permanente y suministra información a usuarios y administración educativa orientada a adoptar decisiones para mejorar la calidad formativa del programa.
El S.I.E. se conceptualiza como un modelo que se apoya en procesos y recursos que lo dimensionan a la medida de las variables seleccionadas como horizonte del programa autoformativo. Herramientas metodológicas, métodos cualitativos y cuantitativos de evaluación (triangulación y complementariedad) manifiestan la flexibilidad con que se puede abordar la practica evaluativa de un programa.
Además incorpora el principio de la comprensividad estratégica mediante el cual se contemplan atributos y tópicos del programa de autoformación: desde variables antecedentes en la planificación del programa a variables de resultados de la ejecución del programa autoformativo.
Promueve la idea de evaluadores internos pluralistas, intuitivos al considerar a los usuarios miembros de comunidades pensantes que impulsan acciones de autodeterminación formativa.
La normatividad del SIE aplicado al programa de autoformación prioriza la utilidad de la evaluación, ésta se orienta al servicio de las necesidades de los usuarios del programa, comprometiéndose éstos por escrito a realizar el programa de autoformación; se respetan los derechos, bienestar y dignidad de profesores y alumnos; la evaluación subraya tanto las fortalezas como las debilidades del programa, que se revelan como hallazgos y limitaciones y que se hacen llegar al claustro, consejo escolar y resto de la comunidad.
Asume que la evaluación de programas de autoformación se realiza entre y para profesionales de la enseñanza con la intención prioritaria de mejorar las prácticas formativa, organizativa y curricular alumbrando creencias y teorías fundamentadas de preparadores y profesores. Una de las piezas empeladas para medir la transformación de la práctica curricular es el llamado portafolio, consistente en una colección escrita de actuaciones complejas que representan distintos y comprensivos dominios de una enseñanza real o simulada que proporciona un marco propio y responsable para medir el aprendizaje dentro de un programa formativo.